¿Qué paso?, ¿qué te dijo?, ¿cómo salió todo?
-Lo he golpeado en la cara y le ha sangrado la nariz-
Que ¿Por qué?
-dijo que era un producto de la imaginación, una fijación
resultante de una niñez conflictiva y una soledad desorbitante, que todo estaba
en tu cabeza-
¿Y por eso lo has golpeado?
-desde luego, le dije, esto le parece producto de la
imaginación, y cayó al suelo-
¡Diablos! El tercer terapeuta que pierdo
-de hecho quiere verme la próxima semana-
¿Por qué? Si lo has golpeado
-no está seguro de saber quién es el amigo imaginario si tú
o yo, pero la próxima vez entras tú-
Bien tal vez descubra que soy un
producto de mi propia imaginación.
-Di mi nombre-
No
-di mi nombre no solo digas y
otro-
No lo hare, no diré tu nombre
nunca
-¿Por qué?-
En cuanto diga tu nombre tendrás
presencia, dejaras de ser una silueta, una sombra, dejaras la sin forma y te
saldrán garras, te afilaras los dientes, tendrás alma y comenzaras a odiarme
por no tener un cuerpo y estar atado a mis pensamientos, querrás ser alguien, posiblemente
querrás mi vida y trataras despojarme de mi cuerpo para siempre, si digo tu
nombre ganaras presencia y sufrirás como
sufro yo, soñaras como sueño yo, amaras como amo yo y morirás como muero yo
-Nunca digas mi nombre el otro
suena mucho mejor, aunque eso de las garras molaba un poco…-
EL ZOMBI y otro (mas conforme ahora)
No hay comentarios:
Publicar un comentario